Piense en algún tiempo cuando tuvo el
corazón destrozado porque sus expectativas
se vieron frustradas y su mundo
se le vino abajo. Eso fue exactamente lo
que pasó con las mujeres que llegaron a la
tumba de Jesús. Habían puesto todas sus
esperanzas en Él como el Mesías prometido
a israel. Pero ahora estaba muerto.
¿Puede usted imaginar el cambio repentino
que se produjo en sus emociones y en
su perspectiva cuando un ángel les dijo que
Él había resucitado? Su esperanza revivió. A
pesar de que este hecho sucedió hace casi
2.000 años, la tumba vacía tiene todavía un
mensaje para nosotros. Como sucedió con
estas mujeres, nosotros también podemos
ser cambiados dramáticamente si consideramos
las consecuencias de la resurrección
de Cristo. Eso debe afectar nuestra manera
de vivir a partir de ese momento.
La resurrección de Jesús prueba que
hay vida después de la muerte. Muchos
piensan hoy que la existencia terrenal es
todo lo que hay. Pero esta creencia le quita
propósito y significado a la vida. Dios nos
creó como almas eternas, y Jesús demostró
que la muerte no es el fin; nos espera
mucho más.
La tumba vacía también nos da esperanza
y disipa nuestros temores sobre la
muerte. Quienes ponen su fe en el Señor
Jesús como su Salvador, serán resucitados a
una vida nueva, así como Él resucitó.
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