♥ En Navidad, pensamos en un
recién nacido en un pesebre. Esta dulce imagen es, por supuesto, de mucho
significado para nosotros. Pero se ha vuelto tan común en nuestra cultura, que
tendemos a no ver la inmensidad del sacrificio del Señor Jesús, y sus grandiosas
implicaciones para nosotros. Como vimos ayer, la salvación y un hogar eterno
son dos privilegios maravillosos que nos llegan mediante el regalo que Dios nos
dio por medio de su Hijo. Veamos ahora tres más: Tenemos una relación personal
con el Dios omnisciente y omnipresente. Él es el Buen Pastor que cuida de
nosotros de manera individual e incondicional. El Señor hará todo lo que sea
necesario para mantenernos cerca de Él; no importa de qué manera pequemos, Él
nunca nos negará. ¡Qué seguridad y qué valor tenemos gracias a su gran amor Jesús
dice que Él es nuestro amigo fiel, digno de confianza en todo momento, ya sea
en tiempos de sufrimiento o de alegría. El Señor ofrece una relación que todos
anhelamos tener, pues solo Él puede llenar permanentemente el vacío de nuestra
alma. En el momento que somos salvos, Dios nos da otro regalo: su Espíritu
Santo que mora en nosotros, nos aconseja, enseña y capacita para hacer su
voluntad. Él nunca nos dejará y, de hecho, un día disfrutaremos de su compañía
en el cielo eternamente. Dios es nuestro Pastor, Amigo y Maestro. Su redención
nos permite vivir abundantemente en el presente y nos promete vivir eternamente
junto a Él en el futuro. Aparte un tiempo para analizar con gozo y gratitud las
innumerables bendiciones que tenemos en el Señor Jesús ♥
No hay comentarios:
Publicar un comentario