La
Biblia contiene muchas historias de personas que esperaron años o
incluso décadas antes de que las promesas del Señor se cumplieran. Lo
que los creyentes modernos pueden aprender de la paciencia de siervos
como Abraham, José, David y Pablo, es que esperar en el Señor tiene
recompensas eternas.
Veamos
hoy al monarca más memorable de Israel. David era el heredero elegido
al trono de Israel, pero pasó años esquivando la furiosa persecución
del rey Saúl. A pesar de haber tenido dos oportunidades diferentes para
vengarse, David resistió la tentación y no le quitó la vida al rey
Saúl. Prefirió seguir el plan de Dios para su coronación, en vez de
deshonrar al Señor matando al rey. Los salmos de David revelan su
conocimiento de la obra de Dios en su vida. No solo logró su objetivo
por su paciencia, sino que también se dio cuenta de que la dirección de
Dios era siempre la mejor.
David
dejó un testimonio extraordinario de la fidelidad de Dios para ser
leído y meditado. Tomó la decisión de esperar en el Señor, y el
resultado tuvo la aprobación y la bendición del Padre celestial. No
podemos subestimar la recompensa de vivir bajo la aprobación divina.
Esto no es una condición especial reservada para "gigantes de la fe"
como David. Todos los que esperan obedientemente hasta que el Señor
actúe en favor de ellos, permanecen en su gracia.
David
no recibió bendiciones por ser especial, fue honrado entre los hombres
porque honraba al Señor por encima de todo. Y porque confiaba en la
fidelidad de Dios, soportó las dificultades con paciencia. Nosotros,
también, podemos contar con que seremos bendecidos si esperamos en el
Señor.
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